Si quisieras convertirte en un mago
de palabras, atiende a estos consejos:
del folio cuando escribas ponte lejos,
podrás así eludir algún lumbago
—la edad cuando penetra hace un estrago.
Pero del ego, ponte aún más lejos,
esquiva tu mirada en los espejos:
es la soberbia un fangoso lago
que se traga los pies de los mejores
si cuidan más su aspecto que su arte.
Escapa del elogio y de la inquina,
acércate al humilde, a los mayores
e intenta en tus escritos esmerarte.
O acabará tu letra en la letrina.
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