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CARDO BORRIQUERO

Los caminos certeros son mentira. De la ruta a la rutina no hay más que dos pasos y dos letras.

jueves, 7 de marzo de 2013

Bártulos para un día intransitable




Al menos queda el mal genio si no logramos ser geniales.
Como equipaje de mano
para un día intransitable
es casi obligatorio
un neceser lleno de olvido,
un fajo de apatía y algo suelto:
dos risas y tres medias sonrisas
con cinco o seis respuestas biensonantes
para pagar algún encuentro inesperado:
“Muy bien, y tú ¿cómo lo llevas?”,
“Parece que hace frío”, por ejemplo.

En el bolsillo interior de la chaqueta,
para los trechos más incómodos,
el comodín del ceño muy fruncido
y las gafas de sol de la indolencia:
parece así que duele un poco menos.

Y para los momentos asfixiantes,
un aire de despiste

—que parezca que no nos enteramos—

pero con la entereza
bien planchada
por los puños.

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