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CARDO BORRIQUERO

Los caminos certeros son mentira. De la ruta a la rutina no hay más que dos pasos y dos letras.

martes, 23 de agosto de 2011

Por qué no limpio los cristales

Aunque el final del poema anterior pudiera dar a entender que ha llegado mi momento de utilizar las sábanas raídas (que ya no sirven para otra cosa) os recuerdo por qué no limpio los cristales:

Los cristales limpios me parecen faltos de personalidad,
domesticados, forzados a la inexistencia
de delimitar lugares,
sin huellas dactilares que les identifiquen,
como los asesinados,
instigados al delito
de no mostrar la realidad
tal como es.

10 comentarios:

Mari Carmen Azkona dijo...

Hey! Mi poema favorito. No me canso de estos cristales sucios...besos y un fuerte abrazo

Luis Miguel Rodrigo González dijo...

Muchas gracias, amiga.
Un fuete abrazo

La Solateras dijo...

Al final del poema anterior me acordé de éste y me dije: vaya, por fin Luismi ha decidido limpiar sus cristales. Mientras los limpies con esa esperanza desgarrada que guardan las sábanas viejas, seguirán estando sucios de vida.

Un abrazo

Luis Miguel Rodrigo González dijo...

Estoy de acuerdo. Si se limpian con sábanas viejas y desgarradas, podremos contemplar la posibilidad de hacer el trabajo; si no, nos negaremos en redondo.

Un beso fuerte

Manuel dijo...

A lo que me niego es a comprar esas bayetitas atrapapolvo y similares. a mi me gustan más las camisetas viejas, que, como dice Ana, también guaradan lo suyo de sudores y lágrimas.

Es un alivio saber que puedo (o no) limpiar los cristales.

Un abrazo, Luismi.

Rosa dijo...

Pero mira que es difícil mirar a través de un cristal sucio si no se deja limpiar ¿no crees?.

Pero a pesar de todo, me gusta leer este poema de vez en cuando para ver si se me pega la suciedad necesaria algunas veces.

Besitos

Nines Díaz Molinero dijo...

Esta continuación, aclaratoria, del poema anterior, aparte de una ocurrente metáfora, nos está permitiendo descubrir los mejores remedios para limpiar cristales. Yo también opto por las sábanas viejas como en tu genial poema, Luismi.

Un gran abrazo.

Luis Miguel Rodrigo González dijo...

Parece que ente tod@s le estamos declarando la guerra a los limpiacristales oficiales.Viva el reciclado.
Besos a tod@s

MJ dijo...

¿Vale también una camiseta de algodón añosa y raída?
Con ella limpio yo los cristales cuando la transparencia deja de ser la mayor de sus cualidades.
Un bello poema para recapacitar.

Abrazos.

Luis Miguel Rodrigo González dijo...

Vale todo aquello que haya vivido, que a la vez que limpiar, ensucie un poco.
Besos.