Sobre el agua derramada,
al borde del escollo
de las migas de pan
—servilleta arrugada como islote—
navega a la deriva,
igual que la patera
que agotó su combustible
con ciento veinte gritos en su vientre,
un gajo de naranja solitario,
fugado de algún hambre.
Restos de naufragio
de los postres.
2 comentarios:
No deja de maravillarme lo que tu mirada poética puede convertir en poesía.
Gracias por la experiencia tan enriquecedora de esa impresionante charla psicopoética que compartiste con nosotros ayer.
Un abrazo, Luismi.
Muchas gracias, Nines. Fue una experiencia inolvidable donde pudimos por fin conjugar el psicoanálisis y la poesía de una manera armónica. Era un reto para mí que, por las aportaciones del grupo, creo fue un éxito.
Un abrazo muy fuerte.
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