Antes de llegar a ser libro
transita la escritura por lugares remotos.
A escribir todos empezamos en el mismo sitio:
la tierra de los parques o de los descampados
es el primer cuaderno
y un palo o nuestras uñas
el lápiz siempre a mano.
Orgullosos mirábamos las letras
que luego borrarían las pisadas de otros niños
o el agua de la lluvia.
Luego, irremisiblemente,
uno encuentra el vaho de las ventanas o el espejo,
descubrimos aquí la esencia del asunto:
escribir no es posible sin aliento.
Más tarde los troncos de los olmos con los dardos,
los bancos de los parques pasados a cuchillo,
los pupitres a punta de compás,
los muros de las casas firmados con spray;
o los respaldos de los autobuses
con un rotulador de punta gruesa.
Antes de llegar a la imprenta
la letra se curte
—la auténtica letra,
no la que nos dictan en la escuela
y a la que nos obligan los deberes,
la que brota de nuestra intimidad,
trazada con la marca de lo propio—
en lugares insospechados y escondidos.
Y cuando al fin alcanza el libro,
las letras allí impresas son las hijas ya crecidas
de aquellas,
borradas o ilegibles,
que hoy apenas recordamos.
4 comentarios:
Querido Luismi:
Me ha encantado este itinerario poético del origen de la escritura. Me quedo con el verso de "escribir no es posible sin aliento" ése aliento del vaho en el cristal que tan bien lo define.
Un beso.
Coincido con Nines en que ha sido un delicioso recorrido y con el verso señalado por ella. Sin aliento no se puede escribir, es cierto, pero a la vez es la escritura quien nos lo da.
Solo espero atesorar algún día esas “hijas ya crecidas de aquellas, borradas o ilegibles, que puede que tú no recuerdes, pero que, seguro, yo no olvidaré. ¿Para cuándo un nuevo poemario tuyo? ;-)
Besos y abrazos.
Coincido con vosotras. La clave del poema es el aliento, de ahí surgen todos los versos.
El poemario va viniendo. En el 14 habrá nuevos versos en papel.
Besos
Posiblemente, la poesía siga buscando su origen, la deserción de símbolos y soportes, la palabra en fuga. Y libre.
Abrazos, siempre
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