Ir a buscar algo de fruta
que endulce la amargura matutina
y verla putrefacta
al fondo de un frutero pegajoso.
Más tarde ir a la compra
y abrasarse los dedos
con el volante de la vida incandescente
dificultándonos volar.
Ir a subirse al mundo,
descubrirlo con las ruedas pinchadas
y los retrovisores por los suelos.
Ir a escribir y el alma que no pinta.
Ir a pintar y no lograr pintar nada de nada.
Ir a…
1 comentario:
Lindo, poema. Um abraço.
Publicar un comentario