La tarea de un buen
titiritero
consiste en adentrarse en
la basura;
toma restos que amasa, los
tritura,
los moldea en su fragua
como herrero
que se enfrenta a la lumbre
y al acero.
Con lo que nadie quiere se
aventura
a torcer el renglón, ahora
escritura;
extrajo lo fatal del
agujero.
Pero con escribir no se
conforma,
quiere hacer de la noche
mediodía,
procura insuflar fuerza al
que ha perdido:
si por lo menos uno se
transforma
y escucha entre los ruidos
melodía
sus tareas en vano no
habrán sido.
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